La Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda es una reserva natural privada que contiene un hábitat con formaciones naturales y especies de flora y fauna de invaluable valor para la ciencia y para el medio ambiente natural.
Durante la primera década del siglo XXI (año 2000 - año 2008), varios equipos de científicos colombianos y extranjeros lograron clasificar cientos de especies animales y vegetales presentes en el territorio de la Reserva Natural.
Algunas de estas especies eran desconocidas para la ciencia hasta la fecha de su descubrimiento y solo es posible encontrarlas en esta parte del mundo. Por esta razón, la urgente preservación de este territorio es de suma importancia para evitar que las especies exóticas de flora y fauna desaparezcan para siempre.
La vida silvestre en la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda no ha sido alterada en gran proporción por causa de la acción devastadora del hombre debido en gran parte a su enorme extensión y a las dificultades para acceder a su territorio. Sin embargo, está siendo amenazada por la explotación ilícita de madera, por el tráfico ilegal de especies exóticas y por otras actividades que atentan contra el ecosistema.
Trabajar con los habitantes de la zona en proyectos de desarrollo socioeconómico que les permita mejorar sus condiciones de vida, es de suma urgencia y de suma importancia porque es un deber humanitario salva y ayudar a estas personas y porque además salvarlos a ellos es imprescindible para poder salvar el bosque.
La Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda fue creada con un inmenso amor y una enorme preocupación por el medio ambiente y con el propósito superior de proveer a la humanidad de un espacio natural protegido que permita conservar una muestra representativa de la selva húmeda tropical del piedemonte costero del Departamento de Nariño - Sur de Colombia - y su biodiversidad de flora y fauna.
La Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda fue creada además con el propósito de ofrecer un espacio natural para la investigación científica y para la educación ambiental, para garantizar la renovabilidad genética de la flora y la fauna existentes en la región, con el propósito de proteger a las especies amenazadas o en peligro de extinción, y con el propósito de fomentar el Ecoturismo de aventura y el Ecoturismo científico.
La Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda está diseñada para brindar alojamiento a investigadores, profesionales, científicos, ecólogos y estudiantes de prácticas profesionales que estén dispuestos a contribuir con las comunidades de la zona de influencia de la Reserva a través de proyectos eco-productivos y de eco-desarrollo rural, además de contribuir con la protección de todas las formas de vida existentes y del patrimonio arqueológico que posee la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda.
HISTORIA DE LA RESERVA NATURAL BIOTOPO
EL COMIENZO DE UN SUEÑO
En el año 1997, el Ingeniero Agrónomo Abelardo Sotelo decidió convertir en realidad un sueño que concibió desde que era un niño y este sueño fue el de establecer una reserva natural en el bosque húmedo tropical del sur de Colombia.
Un proyecto tan grande, permitiría contribuir con la preservación del medio ambiente, con la protección de las especies de flora y fauna que se encuentran en vía de extinción, y permitiría además contribuir con proyectos educativos y de desarrollo social al crecimiento económico de las comunidades indígenas y afrocolombianas que habitan en la zona boscosa del piedemonte costero del Departamento de Nariño y dar a conocer el nombre de Colombia internacionalmente por algunos de sus aspectos más importantes y nobles como son, la biodiversidad, la riqueza arqueológica y la riqueza antropológica que caracterizan a nuestro país.
La lucha por defender el bosque húmedo tropical empezó muchos años atrás cuando siendo aun un niño, Abelardo Sotelo recorrió incansablemente la zona en compañía de su padre y de su abuelo quien era propietario de una hacienda ubicada en territorios cercanos a los territorios que hoy constituyen la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda.
Durante aquellas largas travesías Abelardo Sotelo entró en contacto con un paisaje natural con el que selló un compromiso vital que marcaría la trayectoria de su existencia, se sensibilizó al observar el humilde modo de vida de las comunidades indígenas y afrocolombianas que habitaban en la selva y desde aquel entonces desarrolló un sentimiento de aversión por la injusticia, por la esclavitud, por el maltrato hacia las personas humildes y por cualquier forma de destrucción y devastación del medio ambiente, que le acompañaría durante el resto de su vida.
El período comprendido entre 1946 y 1966 en Colombia fue una época especialmente difícil y violenta al igual que la mayoría de decenios que ha tenido que afrontar nuestro país en su trágica historia. En aquel entonces, la violencia entre los dos partidos hegemónicos (liberales y conservadores), martirizaba a los habitantes de las zonas rurales del país, y las familias era expulsadas de sus tierras y haciendas de manera brutal.
La familia de Abelardo Sotelo no fue ajena a la violencia que se desataba en Colombia en aquella época y quiso el destino que su padre fuera el único conservador propietario de una finca ubicada en un territorio colonizado principalmente por liberales y fue así como al cabo del incendio de la finca familiar, él y toda su familia tuvieron que abandonar sus tierras y desplazarse a la ciudad para afrontar tiempos muy duros que lo prepararían para las difíciles pruebas que vendrían años después.
Abelardo Sotelo es un hombre silencioso de aspecto venerable y que refleja en su mirada la fortaleza y la sabiduría de un alma forjada en el fragor de toda la gama de la experiencia humana.
El criterio generalizado entre quienes conocen a Abelardo Sotelo y han tenido la oportunidad de aprender de él es el de respeto y quienes han sido testigos de su lucha por la preservación del medio ambiente, saben que se necesita mucha determinación y mucha fortaleza para haber enfrentado todas las dificultades que él ha tenido que enfrentar para no permitir la destrucción del bosque.
Los secuestros, las amenazas a su vida y la de su familia, el destierro de sus hijos a lejanas tierras europeas, y el haber sido obligado a abandonar su propia reserva natural impidiéndole desarrollar su proyecto profesional y derivando en multimillonarias pérdidas económicas, han sido tan solo algunas de las dificultades que Abelardo Sotelo ha tenido que desafiar durante los últimos años.
Sentarse a escuchar las historias de este hombre y haber sido testigo de su lucha por preservar el medio ambiente es una experiencia de enorme aprendizaje para todos aquellos que deseen dedicarse a la noble tarea de la ecología y no cabe la menor duda que hay que tener un espíritu indomable para enfrentarse a los que quieren devastar la selva y para soportar una vorágine de situaciones que destruirían la moral de la mayoría de los hombres de esta época.
El hecho de escuchar cómo una sola persona ha tenido que enfrentarse a tantas dificultades por la protección del medio ambiente deja un gran interrogante y la idea de no poder encontrar a hombres y mujeres dispuestos a hacer un sacrificio similar por la protección de la naturaleza entre las personas pertenecientes a las nuevas generaciones no deja de producir incertidumbre.
Los jóvenes tienen todavía mucho que aprender y ante todo tienen que aprender a vivir sin miedo, porque es el miedo a los malvados, la principal arma que ellos utilizan para impedir que nuestra gente pueda vivir en paz y que sea posible proteger toda la riqueza natural que posee un país tan abundante como Colombia.
EL CONTACTO CON LAS COMUNIDADES
Durante sus años de estudiante de Ingeniería Agronómica, Abelardo Sotelo se internó varias veces en la selva debido a su gran interés científico y antropológico por entender la forma de vida y la cosmovisión de los habitantes nativos del bosque húmedo tropical representados fundamentalmente por la nación de los indígenas Awá y por poblaciones de origen Africano.
Los indígenas Awá o Kwaiker representan un pueblo con inmenso valor para la ciencia antropológica moderna porque podrían encarnar la clave para descifrar el gran interrogante acerca del poblamiento de Sudamérica.
Gracias a los aportes de la biología molecular a la antropología, los científicos han logrado establecer durante los últimos años que los indígenas Awá están emparentados genéticamente y lingüísticamente con los Chibchas y con los Mayas de Centroamérica y que comparten con estas naciones no solamente genes procedentes del este asiático, sino también de poblaciones de Australasia (región de Oceanía que incluye a Australia, Nueva Zelanda, Tasmania, Nueva Guinea y Polinesia) y el gran interrogante es si los primeros habitantes de Sudamérica llegaron de Asia o de Australia y las islas polinesias.
En la década de los años setenta, los indígenas Awá o Kwaiker vivían de manera nómada. Sin embargo hoy en día han establecido pequeños poblados en los cuales viven divorciados de la modernidad, en una deplorable situación de desarrollo socioeconómico y en una encrucijada de violencia de la que parecen no tener escapatoria, habiendo sido víctimas de masacres en innumerables ocasiones por parte de las guerrillas de las Farc y el ELN quienes los asesinan acusándolos de ser informantes del ejército y por parte de grupos paramilitares que los acusan de ser informantes de los grupos guerrilleros.
La nación de los indígenas Awá ha visto amenazada su forma de existencia y ha tenido que enfrentar múltiples dificultades durante las últimas décadas debido al conflicto armado en Colombia y a la creciente migración de personas procedentes de otras regiones del país que buscan internarse en la selva para la realización de actividades al margen de la ley.
Los diferentes grupos armados que han invadido paulatinamente el territorio se dedican a actividades relacionadas con la expansión de cultivos ilícitos, desterrando a los propietarios de las tierras bajo amenazas, devastando el bosque y utilizándolo como escondrijo y reclutando de manera ilegal a las mujeres y a los niños pertenecientes a la tribu Awá y a las poblaciones de origen africano que viven en la zona, esclavizándolos y utilizándolos para fines bélicos y de explotación.
La desconfianza y animosidad de los indígenas Awá en contra de todas las naciones ajenas a su cultura (afrocolombianos, mestizos, colonos, blancos) es muy comprensible desde el punto de vista histórico, habiendo causado innumerables conflictos y es un fenómeno que tiene su origen en el exterminio de sus antepasados los Sindaguas por parte de los Españoles en el siglo XVI.
En el presente estos conflictos se han acrecentado debido a la espiral de violencia importada a sus territorios por parte de los combates entre los subversivos que se dedican al narcoterrorismo, los grupos de autodefensa y el ejército nacional.
Desde el siglo XVI, los Awá huyendo del exterminio, decidieron internarse en el bosque para vivir como nómadas, desarrollando una ancestral relación con la naturaleza y desarrollando además un conocimiento tradicional en botánica empírica que debería ser de sumo interés para la comunidad científica.
La exuberante variedad de plantas curativas y medicinales presentes en la Reserva Natural que todavía son desconocidas para el sistema de clasificación perteneciente a la ciencia occidental y que los chamanes de la etnia Awá utilizan dentro de sus prácticas de medicina tradicional y ancestral, representa un tesoro de incalculable valor para la ciencia tradicional, porque podría contener las claves para la curación de varias enfermedades modernas.
Desafortunadamente, ha sido precisamente la justificada desconfianza por parte de los Awá, hacia las personas ajenas a su cultura, el factor determinante que ha dificultado históricamente los esfuerzos del gobierno, de entidades privadas nacionales e internacionales y de organizaciones sociales para realizar proyectos que permitan ayudarlos y ha representado el obstáculo más grande para lograr integrar a estas poblaciones dentro del marco de un modelo de desarrollo sostenible que les permita aprender a realizar actividades económicas por medio de las cuales puedan sustentarse y que impidan la devastación del bosque.
Existe un factor adicional que es determinante para comprender la complicada dinámica social de la región y que convierte el territorio de la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda en el escenario de una discordia histórica que parece no tener fin.
En esta zona del país habita otro grupo étnico que a través de los siglos ha sufrido al igual que las poblaciones indígenas, humillaciones, sometimiento a la esclavitud, miseria y explotación. Se trata de la población de origen africano que fue importada por los esclavistas españoles a principios del siglo XVII.
La colonización del occidente del Departamento de Nariño por parte de mineros europeos data de los siglos XVII y XVIII y durante este período se produjo un poblamiento de los asentamientos mineros con cuadrillas de esclavos africanos procedentes principalmente de Ghana y Nigeria que fueron importados a esa zona debido al exterminio casi total de los indígenas.
Al igual que como sucedió con las poblaciones indígenas, los esclavos africanos rebeldes decidieron escapar hacia la selva y refugiarse en las profundidades del bosque para huir del maltrato de los mineros europeos y vivieron en una condición de constante destierro hasta que se abolió la esclavitud en Colombia a finales del siglo XIX, siendo perseguidos tanto por los europeos como por los indígenas, con la desventaja de provenir de una región del planeta con una vegetación y una naturaleza muy diferentes a la del bosque húmedo tropical amazónico y sufriendo por esta causa, difíciles padecimientos.
Desde aquel entonces ha existido una pugna constante por el territorio y una lucha étnica que ha impedido el desarrollo socioeconómico de esta región del suroccidente colombiano, produciendo masacres, batallas regionales y toda clase de formas de violencia, convirtiendo el futuro de los niños pertenecientes a los dos grupos étnicos en una pesadilla incierta e influyendo de manera negativa en el aprovechamiento económico y en la preservación de un territorio cuya riqueza desde el punto de vista científico y ecológico es imprescindible para el beneficio de toda la humanidad.
Esta difícil situación, podría mejorar considerablemente con la creación de proyectos de desarrollo, con la educación ambiental y con proyectos de capacitación en la resolución de conflictos que permitan que los habitantes de esta zona del país logren vislumbrar la riqueza que los rodea y logren aprovecharla para potenciar el desarrollo y el futuro de sus comunidades.
La difícil situación de los habitantes afrocolombianos y nativos del bosque, su precaria condición de desarrollo económico, las amenazas constantes a su modo de existencia y la necesidad de poder llevar educación, emprendimiento y de no permitir que el conocimiento ancestral de los ancianos de estas dos etnias se perdiera para siempre, sensibilizaron a Abelardo Sotelo desde sus años de juventud al punto de decidirse a estudiar una carrera universitaria que le permitiera aprender a ayudar a estas personas y que le permitiera al mismo tiempo aprender a proteger a la naturaleza.
En el presente, el vertiginoso avance de la modernidad, el repoblamiento de las zonas aledañas al bosque por parte de personas procedentes de otros lugares del país, la revolución tecnológica y la necesidad de proteger al bosque frente a fenómenos como el cambio climático global hacen que sea indispensable ayudar a estos pueblos nativos y afrocolombianos, porque ayudar a estos pueblos significa salvar a un bosque que hace parte de un patrimonio natural perteneciente a toda la humanidad.
CULTIVANDO CONOCIMIENTOS PARA EL FUTURO
Los esfuerzos del Ingeniero Abelardo Sotelo por proteger el bosque húmedo tropical no culminaron con sus estudios universitarios.
Durante sus años de juventud, en la década de los años setenta, Abelardo Sotelo era un asiduo lector de las diferentes publicaciones científicas extranjeras que era posible encontrar en la biblioteca de la universidad de Nariño. En la biblioteca de la universidad era posible encontrar, además, ediciones en español de revistas y periódicos internacionales.
Fue a través de un artículo del Reader's Digest relacionado con el milagro del crecimiento Israelí y con el avance de la ingeniería agronómica en ese país, que Abelardo Sotelo se percató del gran desarrollo tecnológico y científico de un país que fue creado tan solo un año antes de la fecha de su nacimiento y con el que estaba ligado por su sangre sefardí.
Abelardo Sotelo quedó maravillado con el concepto de las granjas comunitarias socialistas israelíes (Kibbutzim, Moshavim, Kolkhozy) y con el hecho que, a pesar del conflicto bélico existente en ese país desde su fundación en 1948, el país hubiese podido desarrollar una productividad agrícola tan enorme en menos de 30 años.
A partir del descubrimiento de ese artículo, Abelardo Sotelo se dedicó a investigar y a interesarse cada vez más por adquirir conocimientos relacionados con el Desarrollo Rural en zonas de conflicto.
La situación en aquel entonces en Israel parecía tan similar a la de Colombia (Un conflicto bélico y una pugna constante por el derecho de posesión de la tierra) y al mismo tiempo el avance tecnológico de la nación judía era tan impresionante que a Abelardo Sotelo le pareció el lugar perfecto para adquirir los conocimientos necesarios para poder salvar algún día al bosque húmedo tropical.
A principios de los años ochenta, gracias a una beca especial otorgada por el gobierno de Israel a estudiantes destacados descendientes de sefardíes, Abelardo Sotelo viaja finalmente a oriente medio para hacer realidad su sueño de conocer Eretz-Israel y presenciar con sus propios ojos el resurgir del milagro judío en medio del desierto obteniendo un título de maestría en Desarrollo Rural Integrado en el reconocido Weitz Center for Sustainable Development, ubicado en la ciudad de Rehovot.
SUMERGIÉNDOSE EN LAS ZONAS RURALES PARA ENTENDER AL PAÍS
Durante la siguiente década (1986 - 1996), Abelardo Sotelo trabajó con la Corporación Autónoma Regional del Departamento de Nariño, con el Plan Nacional de Rehabilitación y tuvo la oportunidad de realizar varios viajes como conferencista, a Centro América.
Al igual que en el pasado y desafortunadamente al igual que en el presente, la década de los años noventa fue una época en la que se desató una terrible violencia en el país y la profesión de Ingeniero Agrónomo especializado en Desarrollo Rural implicaba sumergirse en las zonas más apartadas de la Colombia profunda, muchas veces en poblaciones donde no existía ninguna presencia del estado y mucho menos de las autoridades policiales o judiciales y no todos los profesionales disponibles estaban dispuestos a arriesgar su vida, su vehículo y su capital para desplazarse hasta aquellos lugares tan remotos y llenos de peligros.
En aquellos convulsionados años, mientras la mayoría de los ingenieros agrónomos de su generación, utilizaban sus influencias sociales y políticas para procurarse un puesto de trabajo detrás de un escritorio, Abelardo Sotelo arriesgaba su vida y su capital, desplazándose a poblaciones colombianas a las que muy pocos en aquella época se hubieran atrevido a ir.
Quien haya conocido a Abelardo Sotelo durante toda su vida, en muy pocas ocasiones lo ha visto conduciendo un automóvil tipo sedán. Este tipo de vehículos definitivamente no concuerdan con su personalidad y con su profesión y vocación de ambientalista y por esta razón, todos sus vehículos fueron siempre vehículos 4x4 todo terreno de los fabricantes más recios (Suzuki, Mitsubishi, Chevrolet, Toyota, Land Rover), capaces de escalar por caminos pavorosos los Andes Colombianos.
A pesar de las múltiples dificultades a las que tuvo que enfrentarse durante aquellos años, Abelardo Sotelo conocía la psicología, el alma, los sufrimientos, los anhelos y los sueños de las personas del campo y tenía una capacidad impresionante para entender a los hombres recios, porque él también es uno de ellos, de manera que no le costaba demasiado ganarse su simpatía y su buena voluntad de colaboración, y aunque los inconvenientes no escaseaban, en la mayoría de las ocasiones cuando los líderes campesinos de las diferentes poblaciones trataban con él, sabían que no estaban lidiando con un ingeniero de ciudad que solo llegaba para firmar unos cuantos documentos, o con un abogado de tantos, que solo llegaba con las intenciones con las que suelen llegar los abogados. Sabían que estaban tratando con un trabajador incansable y que su trabajo era ayudarlos a salir adelante.
Fue una época de gran aprendizaje, de victorias y derrotas y de adquirir una experiencia de primera mano acerca de los problemas del campo Colombiano. Sin embargo, en la memoria de Abelardo Sotelo se agitaba el recuerdo de la selva, del canto de las aves, de las cascadas cristalinas, de los perezosos y tucanes, de los insectos multicolores, de los lémures, del manto maternal de la naturaleza y fue entonces cuando decidió arriesgarlo todo por proteger el amado bosque de su infancia.
1997 - NACE LA RESERVA NATURAL BIOTOPO SELVA HÚMEDA
Durante sus viajes a Centro América, especialmente a Costa Rica y Panamá a principios de los años noventa, Abelardo Sotelo tuvo la oportunidad de visitar importantes y reconocidas reservas naturales y le sorprendió el enorme aprovechamiento que los habitantes de las zonas aledañas a estas reservas sacaban de la protección de la naturaleza, promoviendo sus artesanías autóctonas, promoviendo productos agrícolas orgánicos de alta calidad e incluso promoviendo el conocimiento de sus prácticas ancestrales, de su cultura y de su idioma entre los visitantes extranjeros norteamericanos y europeos.
La exuberancia de la naturaleza en Costa Rica y Panamá, sin embargo, no alcanzaba a igualar a la belleza del bosque tropical que él conoció de niño y el recuerdo del contraste entre el desértico paisaje de Israel y su impresionante nivel de desarrollo, le hacía preguntarse una y otra vez por la posibilidad de crear un proyecto similar en Colombia y dar a conocer al país por algo positivo, siendo Colombia un país bendecido con tanta abundancia.
A la mayoría de sus allegados y conocidos les parecía una idea descabellada adquirir una selva con la sola idea de protegerla de la devastación y de preservar el bienestar de unas tribus indígenas y de unas poblaciones negras cuyo destino en Colombia no le importaba casi a nadie y que, según el consenso general, al cabo de 30 años ya habían perdido por completo la inocencia de sus antepasados y el respeto por la naturaleza. Sin embargo, él había entrado en contacto con estas personas cuando era tan solo un niño y creía conocer su alma y estaba convencido de la espiritualidad de los ancianos y contra viento y marea se decidió a dar comienzo a su proyecto, persiguiendo esa clase de anhelo que tal vez atormenta a todos aquellos que han tenido la suerte de haber vivido una infancia colmada de buenos recuerdos. El anhelo de volver al pasado.
En 1997 el Ingeniero Abelardo Sotelo se reúne con las autoridades nacionales y con las autoridades del consejo de la tribu Awá y en presencia de las autoridades Colombianas adquiere cinco predios aledaños con una extensión aproximada de 400 hectáreas para establecer la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda invirtiendo para ello los ahorros de toda su vida (posteriormente se anexarían 800 hectáreas más, adquiridas con donaciones provenientes de proyectos de cooperación internacional con el Principado de Asturias).
Al cabo de dos años y de realizar los trámites legales, empieza la adecuación del territorio con fines ecoturísticos con la construcción de cabañas para albergar visitantes, con la adecuación de senderos y con la creación de puentes colgantes, generando empleo y prosperidad entre los habitantes de la zona mientras duraron las tareas de adecuación.
En aquel entonces todo el mundo parecía estar feliz con la creación de la Reserva Natural y con la llegada de algunos europeos que arribaron como parte del equipo de cooperación internacional de las entidades asociadas al proyecto. Los habitantes de la zona tenían la oportunidad de trabajar en la construcción y adecuación de la infraestructura de la Reserva y un período de relativa prosperidad colmó de esperanza sus corazones.
Al poco tiempo de inaugurada la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda algunas entidades internacionales de países como Holanda, España e Italia, enviaron a delegados para analizar la creación de proyectos y poder invertir en el Desarrollo socio-económico de las personas y en la preservación del bosque. Todo parecía marchar sobre ruedas porque el desarrollo social y la preservación de la naturaleza fueron los objetivos con los que fue creada la Reserva Natural y fue posible ejecutar varios proyectos que elevaron las esperanzas y la moral de la gente durante seis años aproximadamente.
Las personas que sobrevivieron a la avasallante y destructora arremetida de los invasores violentos que terminaron por desarticular todos los proyectos iniciados en la Reserva, todavía recuerdan al Ingeniero Abelardo Regalado Sotelo llegando cada diciembre durante esos años, cargado de juguetes y dulces para los niños y de remesas y mercados para las familias campesinas.
Durante aquel periodo inolvidable, la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda fue visitada frecuentemente por científicos de varios países del mundo, por estudiantes de las más prestigiosas universidades del país que tuvieron la oportunidad de realizar pasantías y prácticas, diferentes especies de anfibios, mamíferos e insectos fueron catalogadas y al final de este periodo, se descubrió en la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda, una especie de rana venenosa desconocida hasta aquel entonces por la ciencia, a la que se bautizó con el nombre de "Epipedobates Narinensis" en homenaje al Departamento de Nariño y que se encuentra reseñada en las principales publicaciones científicas del mundo relacionadas con las ciencias biológicas.
Este fue el período dorado de la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda y los que tuvieron la suerte de visitar este lugar paradisíaco y de maravillarse con la riqueza natural presente en ese santuario natural, añoran poder tener nuevamente la oportunidad de sumergirse en las cascadas de aguas cristalina y de agradecer al universo por tanta abundancia y añoran que todos los seres humanos pudieran tener algún día la oportunidad de rodearse de la belleza de la creación en un lugar como la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda.
LA LLEGADA DE LA VIOLENCIA Y EL DESTIERRO
La zona del país en la cual está ubicada la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda tuvo la bendición de haber gozado de seguridad y de haber estado exenta de violencia hasta finales de los años noventa cuando fue establecida la Reserva. Lastimosamente, a partir del año 2001 la situación empezó a complicarse con la llegada de grupos subversivos de ideas marxistas (FARC - ELN) que empezaron a financiar sus actividades ilícitas con el tráfico de estupefacientes.
Con la llegada de los grupos subversivos que hasta ahora se siguen enfrentando entre sí por el control del territorio, los científicos que se encontraban realizando prácticas en la reserva natural se vieron en una encrucijada que los obligaba a decidir entre su amor por la investigación biológica y su propia vida. Algunos investigadores y algunos estudiantes con alma de aventureros decidieron quedarse, pero la mayoría decidieron marcharse para no volver.
Año tras año a partir del año 2001, los terroristas empezaron a ganar terreno y su presencia en la zona se fue ampliando. Los inocentes habitantes del bosque a los que Abelardo Regalado había conocido en su juventud y a quienes añoraba ayudar se volvieron en su contra y decidieron tomar el camino fácil de empezar a ejercer la violencia como forma de vida.
Al principio los terroristas decidieron extorsionar a Abelardo Sotelo cobrándole una enorme cuota mensual como pago por no entrometerse con los estudiantes y científicos y por dejar en paz a los visitantes de la Reserva. El pago parecía pequeño, comparado con el enorme potencial de realizar hallazgos científicos con que cuenta la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda y Abelardo Sotelo fue capaz de manejar la situación por un tiempo.
Desafortunadamente la ambición por el control del territorio y la creciente violencia desatada hicieron que los subversivos sobrepasaran cada vez más lo límites y en varias ocasiones amedrentaron y obligaran a Abelardo Sotelo a arriesgar su vida transportándolos en su propio vehículo a zonas de combate con el ejército, con grupos paramilitares y con otros grupos subversivos, hasta que finalmente empezaron con la invasión del territorio de la Reserva Natural, la explotación ilegal de madera que conllevaba la tala de árboles centenarios los cuales los delincuentes cortaban para venderlos en el mercado negro, el tráfico y asesinato de especies animales en vías de extinción, los secuestros y las amenazas a su vida.
Hablar con antiguos visitantes de la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda es conocer de primera mano el testimonio de quienes fueron testigos de la enorme voluntad de Abelardo Sotelo por lograr que las tribus indígenas y los habitantes del bosque pudieran salir adelante y una de las historias más desgarradoras de aquel período en que su vida empezó a ser amenazada y cuando empezó a ser víctima de varios secuestros y extorsiones, fue cuando fue secuestrado por segunda vez (Abelardo Sotelo fue privado de su libertad por parte de grupos terroristas cinco veces entre el año 2001 y el año 2008 cuando ocurrió el secuestro final en el cual estuvo a punto de perder su vida).
Durante ese segundo secuestro Abelardo Regalado fue capturado por uno de los frentes más sanguinarios del grupo terrorista de las Farc y mientras los terroristas mantenían combates con el ejército nacional, fue obligado a caminar durante tres días internándose en las selvas de la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda, siendo obligado a acompañar a los subversivos en su huida.
Al cabo de tres días de caminar en la selva ocurrió algo muy triste. Los terroristas de las Farc generalmente despojan a sus rehenes de las botas de plástico que son imprescindibles para poder caminar en la selva para evitar que traten de escapar.
Encontrándose en un completo estado de inanición y de agotamiento físico, con los pies destrozados por haberse visto obligado a atravesar la selva sin el calzado adecuado y mientras pedía un poco de agua a sus captores, Abelardo Sotelo reconoció entre quienes lo golpeaban, le gritaban improperios y lo privaban de su libertad, a tres de los niños de la región (ya convertidos en adultos y en criminales), a quienes él con sus propias manos y con sus propios recursos les había regalado juguetes y alimentos en varias navidades hacía tan solo unos años.
Tal vez el recuerdo en las mentes y en el corazón de estas personas de lo que él trató de hacer por ellos fue la única razón por la cual tuvieron algo de compasión y por la cual el destino de Abelardo Sotelo no fue el de terminar asesinado como le sucede a tantos otros profesores, científicos e investigadores en Colombia.
Un episodio semejante es suficiente para que un hombre pierda la fe en la especie humana, pierda la voluntad de ayudar a sus semejantes y decida abandonar sus sueños para siempre.
A pesar de todo, en el corazón de Abelardo Sotelo solamente existe el perdón y el anhelo de ver progresar al Departamento de Nariño, de realizar investigaciones científicas y de seguir ayudando a prosperar a las comunidades indígenas y afrocolombianas de esta zona del país.
Durante los últimos diez años Abelardo Sotelo ha visitado frecuentemente la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda para no permitir que los terroristas se apropien del territorio porque su propósito fue tratar de desterrar a los científicos que visitaban la reserva y a su propietario el Ingeniero Sotelo, con el objetivo de apropiarse del territorio, de usurpar la propiedad y de utilizarla para extender sus cultivos ilícitos y para esconderse de las autoridades.
El sueño de preservar el bosque húmedo tropical colombiano, y de enseñarle a las personas a tener una vida digna, de enseñarles que existe un camino diferente al ejercicio de la violencia y al cultivo de estupefacientes y que es posible vivir en paz continúa y para lograrlo, la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda requiere del apoyo de toda la comunidad y de las organizaciones ambientalistas nacionales e internacionales.
EL RENACER DE LA RESERVA NATURAL BIOTOPO SELVA HÚMEDA
En el ámbito de la psicología, la resiliencia o entereza está definida como la capacidad de adaptarse levemente con resultados positivos frente a situaciones adversas o como la capacidad de tener éxito de modo aceptable ante los ojos de la sociedad, a pesar de una situación estresante o una adversidad que implica normalmente un grave riesgo de resultados negativos.
No hace falta extenderse demasiado en explicaciones para comprender la tenacidad y el talante aguerrido de Abelardo Sotelo.
Al poco tiempo de haber sido liberado de su secuestro por parte de los terroristas de las Farc, Abelardo Sotelo empieza a trabajar incansablemente durante la primera mitad del año 2009 en un proyecto orientado a salvar la Reserva Natural Biotopo Selva Húmeda y obtiene una beca para viajar a España a estudiar una maestría en Gestión Ambiental.
La mayoría de hombres y mujeres más jóvenes que Abelardo Sotelo que hubiesen tenido que afrontar una situación de tortura, extorsión y privación de su libertad, seguramente se habrían encerrado durante meses a lamentarse por su mala suerte o se habrían sometido a extenuantes sesiones de psicoterapia para superar el trauma y lo único que habrían logrado, hubiese sido encerrarse en un ciclo de dolor y odio que los habría estancado sin permitirles avanzar.
Las palabras lamentación, trauma, miedo, derrota, no existen en el vocabulario de Abelardo Sotelo. Se trata de un hombre nacido durante la posguerra, un hombre con preparación militar que vivió en Israel durante la guerra con el Líbano en la décadada de los 80, de manera que no es nada fácil amedrentar a un hombre de esta naturaleza y mucho menos arrebatarle un sueño por el que luchó tanto durante tantos años.
Al poco tiempo de radicarse en España para realizar sus estudios de posgrado en la Universidad Internacional de Andalucía, Abelardo Sotelo entabla amistad con expertos ambientalistas de nivel mundial y empieza a promocionar su Reserva Natural, en busca de apoyo internacional.
Los preciosos paisajes andaluces, las cómodas instalaciones de la universidad, las visitas a lugares históricos y sobre todo las conversaciones con expertos ambientalistas de diferentes países del mundo con los que tuvo la oportunidad de compartir, aprender y trabajar en diferentes proyectos fueron un gran aliciente para volver a animar su espíritu y volver a creer en su proyecto de salvar el bosque tropical húmedo.
En este momento crucial, Abelardo Sotelo y su equipo de colaboradores y ambientalistas lanzan un llamado de auxilio para salvar a este lugar del mundo irrepetible, en el que se encuentran especies animales y vegetales que no es posible encontrar en ningún otro rincón del planeta, para salvar a árboles centenarios que aportan oxígeno a todo el mundo y para salvar un ecosistema que representa un enorme baluarte y un tesoro para la vida, para la ecología y para la investigación científica.